Este invierno está dando poca tregua para salir a la montaña. El pasado domingo 9 de febrero, la ventana de sol se disipaba conforme llegábamos al monte y la "ciclogénesis explosiva" nos pisaba los talones entrando desde el sur. Decidimos dirigirnos al Pico Lecherin y disfrutar del glorioso descenso que ofrece el valle de Napazal. Avanzamos por el valle contemplando, a mano izquierda, los farallones rocosos del Aspe, y a mano derecha, el temible Pico de Rigüelo y los Mallos de Lecherines. Vamos avanzando más o menos cómodos hasta que casi llegando al collado, el fuerte viento y la falta de visibilidad llaman a nuestra sensatez y nos damos la vuelta. Al principio, la visibilidad es casi nula pero después disfrutamos de un gran descenso con una buena capa de nieve polvo. Gran día de esquí y montaña en muy buena compañía.
Comenzamos el día con cielos velados
Entrando en el valle de Napazal. Al fondo, las nubes comienzan a descender por el valle
A mano derecha, el Pico de Rigüelo
El grupo tomando decisiones
La borrasca se acerca por el sur
Seguimos para arriba
La ventisca nos azota. Mikel y Pablo abriendo camino
El valle a tope de nieve
A disfrutar del descenso
En tinieblas
Algunos tímidos claros
El grupo regresando
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